ARTÍCULOS Diego Díaz Hierro

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A continuación se reproduce parte del capítulo, incluido en el libro que lleva por título: "Historia de las Calles y Plazas de Huelva. Tomo II" del ilustre periodista, poeta e historiador D. Diego Díaz Hierro, en el que hace mención del cantaor onubense.

DISTRITO DE COLON
CALLE ARQUITECTO MONIS
GLORIA DE ESTA CALLE: PACO ISIDRO
PERENNE NOMENCLATURA

EL GRAN ARTISTA NUESTRO, F. BARRERA GARCÍA: "PACO ISIDRO"

El inolvidable Paco Isidro, casado con doña María Benítez Alvarez vivió en esta calle desde el año 1921 hasta su inesperada y llorada muerte, ocurrida el día 1 de julio de 1960, en la flor de sus días artísticos, a los 64 años de su edad. Dejaba en el mundo, fruto de su matrimonio, a unos hijos inmejorables, en lo que salían a la ejemplar pareja: doña María, doña Josefa, doña Aurelia, don Francisco, doña Carmen y don José; hijos políticos, don José Payán Herves (fallecido), don José Santos Martínez y doña María Herrera. Su reliquia principal, el cante que nos dejó: con su arte , con su emoción, con su onubensismo.
Tengo aquí delante tal vez parte de lo que se ha escrito de Paco Isidro, el artista que dio a Huelva mucha gloria y prestigio con sus fandangos y, naturalmente, a su calle. Al azar, nos inclinamos por el artículo periodístico titulado "Por las huellas de Colón", original de A. Casquete Hernando, publicado, después de una jira por estas tierras nuestras, en el "Correo Extremeño", y, aflorado en copia, en el "Diario" del 4 de mayo de 1929. Luego de aludir su autor a un grato encuentro en uno de esos paseos, añade:
"Hemos dicho un feliz encuentro. Saludar a un artista es siempre una felicidad para el que suscribe. Hemos encontrado junto al puerto de Huelva a Paco Isidro, El "Niño Isidro", como rezan las etiquetas de las placas de gramófono, es uno de nuestros más finos cantadores de flamenco. En el aire popular de nuestro clásico fandanguillo de Huelva hace verdaderos prodigios de ritmo y de garganta. Tiene alguno de éstos de su exclusiva. Al volante, los ojos fijos en dirección a Palos, nos tararea uno de los más célebres:
Mi mare me dijo a mí
que en vez de llorar, cantara;
que echara penas al aire
y de ti no me acordara.
¡Qué buena era mi madre!
"Los últimos ecos lastimeros del fandango prodigiosamente cantado, se enlazan con las frases admirativas de alguien que nos acompaña. Pasamos sobre el Tinto. Es una sorpresa para quien nos acompaña:
-¡Sangre!
-No, señora- exclama Paco- es la muestra del vino del Condado...".


UNA IMBORRABLE ENTREVISTA CON PACO EN 1957

En la revista "El Lábaro", correspondiente al mes de mayo del año predicho, tuvimos el honor y la satisfacción de publicar una interviú sostenida con Paco Isidro, tan popular entonces como en sus tiempos más jóvenes y lisonjeros.
Entre otras cosas, le pregunté: Siendo usted maestro del cante de Huelva, que en cierto modo pinta y cincela estados de ánimo, pasiones y otras circunstancias psíquicas difíciles de concretar en la plástica, ¿cuál es su modalidad del flamenco; qué es cante "jondo" y otras cosillas con él relacionadas?
Isidro, que no fuma nada y no puede, por tanto, acariciar su contestación como lo hacen los más elegantes y aparatosos fumadores, responde con una sorprendente facundia: -"Odio los aparatos y las categorías, pero existen los estilos en el cante, y allá va. El "jondo" es como un lamento que se clava en el alma; quizás por ello reciba este nombre, con "h" aspirada que dicen los técnicos, ¿no es así? Penetra más; y para los no especializados constituye en muchos casos una mortificación. Yo lo admiro; pero comprendo que, con todos sus méritos, su público es más reducido. Entran aquí las seguidillas gitanas, las soleares, las serranas y... alguna más".
-¿Y el otro?, le inquirí.
-Hay otro cante que se llama liviano, en el que podemos catalogar las verdiales, tan admirablemente cantadas por Juan Breva; las granadinas y las alegrías de Cádiz. Y, por último, el cante regional con más amplios horizontes".
-Sus famosos "fandangos de Huelva", ¿en qué clasificación los incluye?
Y don Francisco Barrera, como si estuviese en su cátedra, nos contestó:
-A pesar de tener algo de sangre flamenca y de estar animado de esta alegría y colorido del cante liviano, saliéndose de los límites del antes aludido cante regional, el fandango que he creado; el ya famoso "fandango de Huelva", que tantos imitadores ha tenido -a veces con menoscabo de su propia gracia-, tiene un no sé qué distinto a todo lo demás, que ha cautivado a infinitos admiradores. Ese atractivo puede traducirse en una valentía arrolladora; en una fuerza y policromía de tonos insuperables, que se elevan en un compás hecho mejor a la guitarra. El Niño de Cabra creó un precioso fandango: el de Lucena. El fandango de Huelva (y esto no es vanidad) le supera, porque llega al alma; y ésta sí que quisiera que este fandanguillo se le clavara".
-Pues... ¿no lo hace?, le argüíamos nosotros.
-No, se entroniza como un rey, que no es lo mismo. Y allá en el abismo; sin nada terrorífico, ni necrológico (recuerde usted cómo han interpretado el cante jondo los inmortales pinceles de Romero de Torres) goza incomparablemente el artista y los que le escuchan".


DESPUES DE LA INESPERADA MUERTE DEL GRAN ARTISTA

Después de la muerte del maestro, los escritores de Huelva y admiradores de su arte, llenos los ojos de lágrimas y la mente de sentida inspiración tuvimos a bien dedicarle nuestro póstumo homenaje. Isidro era, además de un excelente artista, un amigo caballeroso y leal. El 12 de julio del mentado 1960, "Odiel" publicaba un precioso trabajo de Francisco López Jara, con el doble título: "Llora el fandango de Huelva: Con la muerte de Paco Isidro perdió su mejor intérprete". El 1 de noviembre del mismo año, firmábamos nosotros en el mismo diario el artículo "Paco Isidro y sus tres épocas", o "Recuerdos de su arte insuperable como flores ante su tumba" (nicho), una fotografía de la cual, obtenida en el mismo cementerio, ilustraba, en la víspera de la celebración de los Fieles Difuntos, nuestra adhesión y colaboración. Y el estimado amigo Pepe Calero y Calero, pasados los años, el miércoles, 9 de julio de 1975, en su sesión "Cantaores onubenses", trató de su cante.


HOMENAJES LIRICOS EN HONOR DE PACO ISIDRO

A la vista de los hechos, creemos que el mejor homenaje artístico, sentimental y elocuente es el que "Perlita de Huelva" le ha dedicado en el repertorio de sus magníficas canciones. Perlita, como Isidro, han comprendido que el buen arte es como la levadura del sentimiento, de la tristeza que se nos mete dentro haciéndonos correr las lágrimas por las mejillas, sin que seamos niños llorones. Perlita de Huelva, con su letra y con el estilo que copia del maestro para mejor encajarlo en su tributo de admiración, logra perennizar a Paco Isidro, ya que éste, si bien pudo dejarnos su voz en algunos discos, no alcanzó el operaje y progreso de las populares cintas magnetofónicas.
Perlita de Huelva merece todas nuestras simpatías al dejarnos ese homenaje del vecino tan eximio que artística y hombríamente tuvo la calle de Arquitecto Monís.


NUESTRO TRIBUTO EN EL RECITAL DEL 11 DE ABRIL DE 1962, EN EL SALON DE ACTOS DE LA CASA SINDICAL

El último homenaje en prosa que se le ha dedicado al inmortal "Paco Isidro" ha sido en la joven sección de este periódico, titulada "Buenos días, Huelva", donde su autor, don Gustavo Castillo Rey (martes, 28 del pasado mes de marzo), con razones poderosas y grata literatura, no sólo admitía como justo y jubiloso el recuerdo de una calle que el Ayuntamiento, asesorado por nosotros, le había dedicado por cuanto su "choquerismo" y personalidad artística lo venían demandando, sino que también tenía la palabra la propia Huelva: la popularidad de sus gentes de una y otra condición, siempre comprensiva y premiadora de todos los méritos de sus paisanos.
Al querer sumarnos a esa joven invitación de Castillo Rey, nos echamos "palante", como dicen los castizos y brindamos porque ese recuerdo u homenaje se concrete en la instalación de una lápida conmemorativa en la fachada de la casa donde vivió y murió el célebre cantaor de los "fandangos de Huelva", don Francisco Barrera García. Para que esta idea sea proyectada en el sitio más visible de la fachada de la casa, nos honramos con la ilustración fotográfica de la misma. Así veremos cómo hay sitio suficiente para que la lápida, costeada al menos por la vecindad del distrito de Colón, de material noble y de inscripción sencilla, pero precisa, nos diga que tan eminente artista del cante onubense, progenitor de la familia a que en buena parte sigue viviendo en ella, nació y falleció en tal finca rústica, restaurada hoy muy sobria y elegantemente.