ARTÍCULO Juan Gómez Hiraldo


AL CIELO QUE ES MI MORADA
Una semblanza del Arte Flamenco Onubense
Excma. DIPUTACIÓN DE HUELVA

PACO ISIDRO
Nació el 6 de marzo de 1896.
Murió el 2 de julio de 1960.
Su verdadero nombre fue Francisco Barrera García.
Su padre fue Isidro Barrera propietario de una empresa de coches de caballo de alquiler y de aquí su nombre artístico de Paco el de Isidro, PACO ISIDRO en el decir cortado del choquero. En su niñez y por cuenta de la empresa prestó servicio permanente como cochero a un médico muy conocido de Huelva: Don Pedro Seras, que por ahí tenía una calle hasta hace muy poco.
Fue padre de seis hijos: cuatro hembras y dos varones. En su vida privada fue ejemplar. Era muy amante de su casa, sentía un gran cariño por su mujer y sus hijos, de los que estaba muy orgulloso.
(Paco Isidro vestía terno de caballero, siempre serio y elegante. En su madurez tenía el mejor taxi que existía en Huelva, un siete plazas. Usaba sombrero en todo tiempo y saludaba con él como un señor, siempre afectivo y receptivo).
Su afición a los caballos le viene de herencia de ahí sus innumerables fandangos alusivos a los mismos de los que el más famoso quizás sea aquel que decía:

Yo tengo un caballo bayo
que me costó un dineral
y ahora lo ando vendiendo
por lo que me quieran dar
y esa es la pena que tengo.

Empezó a cantar a los trece o catorce años. Su afición al cante nació de él mismo, pues en su familia no hubo ningún cantaor. Preferentemente cantó y explayó su arte en fiestas y en reuniones. Le llamaban continuamente de Sevilla, Cádiz, Jerez, Puerto de Santa María, practicamente de toda Andalucía. A la feria de Sevilla iba contratado todos los años y al Rocio no faltó un solo año en toda su vida de artista. Sentía una gran devoción por la Virgen del Rocio por lo que le dedicó muchas creaciones originales en Fandangos Rocieros y Seguidillas Rocieras.
(Paco Isidro vino a mi casa, en la calle San José nº6, de Huelva, traido por mi padre con motivo del bautizo de mi hermano Tomás. Yo tenía siete años. Venía acompañándole el maestro Rofa. Como sabía que mi padre era alosnero y mi madre también, no se salió en toda la noche de este palo. Cuando se metió el palo en candela le dió a los valientes y cantó:

Tan alta la ví subir
a un águila palomera
y luego la ví bajar
más humilde que la tierra
ya no ha vuelto a volar más
)

Actuó en muchos festivales por toda Andalucía y en la famosa sala de fiestas "El Guajiro" de Sevilla estuvo contratado con mucha frecuencia. En su juventud hizo la "copla andaluza" en el Teatro Pavón de Madrid, en unión de otros artistas famosos de la época.
En cuanto a grabaciones, antiguamente grabó en la Casa Odeón, La Voz de su Amo y la Casa Regal aproximadamente unos veinte o veinticinco discos. En sus últimos años grabó dos discos con la Casa Hispavox de los que es posible que aún queden algunos en el mercado.
En lo referente a guitarristas, le tocaron los mejores de sus épocas como Niño Ricardo, Manolo el de Huelva y en su madurez los Rofa, padre e hijo, Pepe Azuaga y Pepe Martínez, con el que grabó sus últimos discos.
Su creación artística fue de un gusto depurado y popular porque tenía una voz de gran timbre, con unos quiebros inimitables (salvo para Camilo Gómez, su gran intérprete actual) que abarcaba una gama de fandangos de mucha variedad a los que Paco Isidro imprimía el sello de su gran personalidad. Hizo fandangos, con su peculiar estilo, cortos, valientes, rocieros, alosneros, serranos...

Pastorcillo, que entre flores,
vas cantando en la ribera:
pídele a Dios que al ser hombre
la cabrilla que más quieras
no salga tirando al monte.

(Los fandangos alosneros los bordaba porque fue muy requerido siempre por la gente de "p'allá" para sus cachupinadas y de ella adquirió ese bagaje único de letras y estilos que conformaron en parte su forma de cantar).
Los fandangos con alusiones marinas fueron una determinante de su cante y creó coplas de una belleza poética rara y para siempre. Cantó al amor con la fuerza del enamoramiento y el mar fue en contrapunto, el telón de fondo que llenó de sentido sus fandangos:

Quién pudiera acariciarte
como el mar a mi barquilla...
Y en tu boquita besarte
como el mar besa a su quilla
y a la velita arrullarte.

O esta sentida declaración de amores con una rima deliciosa que ya es del pueblo y una bandera de choquerismo inembargable:

Concha llena de lunares,
olas de la mar en calma...
Si tú me das tus amores,
yo, te entregaré mi alma,
María de los Dolores.

Respecto a las "sevillanas", desde muy joven dominaba todos los estilos, enriqueciéndolas con su especial forma de cantarlas, destacando sobre todas, las seguidillas bíblicas alosneras, de las que conocía casi todas las letras por su contacto con los grandes cantaores aficionados alosneros con los que tantas veces alternó, compartiendo con ellos aquellas grandes Fiestas de las Cruces de Mayo, donde cada año surgían, como por generación espontánea decenas de nuevas letras para cada fiesta.
(Entonces los alosneros dejaban que fueran sus mujeres las que disfrutaran las fiestas y las dejaban repicar panderetas, tocar las palmas y trinar "palillos" en la mayor despreocupación, acompañando seguidillas y fandangos para bailar. Pero en coro, en "cané").

Otra faceta del arte largo de Paco Isidro eran las saetas que cantaba con un arte, una fuerza y un gusto extraordinario. Cuando Paco tenía el Kiosco Bar en el sitio conocido como El Punto, todos los años por Semana Santa, al paso por allí de las Cofradías de San Francisco y La Victoria del Polvorín, Paco les cantaba y allí -por sabido- se congregaba media Huelva para escucharle.
También cantaba muy bien las Verdiales y las Malagueñas. Decía en su opinión que tan bien como los fandangos; pero como se le llamaba para cantar fandangos, para mucha gente era inédita esta faceta del cante de Paco Isidro.
En lo referente a los estilos de fandangos de la provincia, los conocía a la perfección, cantándolos tal y como eran y dándoles al mismo tiempo el sello indiscutible de su personalidad. De sus fandangos hemos de decir que tienen un sello inconfundible, una gran fuerza y calidad y son, ciertamente, muy difíciles de cantar, en particular los valientes; por eso los cantaores prefieren otros estilos, pues teniendo la voz parecida, les son más fáciles de imitar.
Tenía verdadera pasión por las letras de fandangos; podía cantar más de 200 sin repetir ninguna. Unas eran creaciones suyas y otras se las hacían poetas y escritores amigos y después Paco las adaptaba al cante; todas a cual más bonita. Se puede decir que la inmensa mayoría de letras que ahora se cantan como populares, eran suyas. De tal forma era esto así que, hay anécdotas que refieren que en algunas reuniones en que intervino ejecutando largas tandas de fandangos, se hacían apuestas a ver si repetía alguna.

En cuanto a su perfil humano era un hombre de una gran personalidad, con una simpatía y un don de palabra enorme. Tenía amigos en todas partes en Huelva y fuera de ella. Sabía estar en su sitio y dárselo a todo el mundo; lo mismo le cantaba a un gran personaje que a un humilde bultero. Se entregaba a todos en su cante y por su cante porque era un verdadero profesional.
Sentía un gran cariño por Huelva. Por donde quiera que fué propagó el nombre de Huelva y sus fandangos y en todas partes se anunciaba como Paco Isidro, de Huelva.
(Por los años cincuenta, fuera de Huelva, no se conocía cantaor de más valía ni más famoso que Paco Isidro. La forastería lo tenía por el único representante de los cantes de Huelva, porque así era. La razón estaba en que como su otro negocio era el taxis, viajaba por todas partes cantando).